
"El triunfo del presidente estadounidense, Donald Trump, ha inspirado a los políticos de extrema derecha de la Unión Europea. (...) Durante la "cumbre europea" de Koblenz, Alemania, los políticos de extrema derecha se reunieron para continuar lo que los europeos llaman "el efecto Trump". Su objetivo es obvio: una victoria política como la de Trump. (...) La candidata presidencial francesa y jefe del Frente Nacional francés, Marine Le Pen, afirmó en la "contra-cumbre europea" que el Viejo Mundo está dando paso a lo nuevo, diciendo que "estoy seguro de que 2017 será el año del despertar para continente europeo." (...) La tendencia desafiará el liderazgo de Europa en la gobernanza mundial. Y esos mecanismos europeos bajo el actual orden mundial, como el multilateralismo, serán cuestionados. El multilateralismo ha llevado a la integración de la UE y a la búsqueda común de beneficios. Si prevalecen el populismo y el nacionalismo, los Estados miembros de la UE actuarán con independencia, poniendo así fin al proceso de integración. En este caso, el mundo se enfrentará a más incertidumbres como las disputas sobre los intereses nacionales irrumpan entre los países. La política dominante estaría influenciada por sentimientos populistas anti-UE, anti-musulmanes y anti-inmigrantes, lo que será un golpe a las políticas europeas de multiculturalismo que incluyen esfuerzos en la fusión nacional y diálogos interreligiosos. Los principales políticos europeos deben implementar valientemente una reforma sustancial de acuerdo con el cambiante mundo político. De lo contrario, la política de extrema derecha llevará una revolución en medio del populismo y el nacionalismo extremos, acumulando contradicciones para desarraigar el establishment."
La fascinación del nacionalismo europeo anti UE por Donald Trump es conocida. La novedad consiste en que el populismo latinoamericana pareciera sentirse solidario con parte del discurso de Trump.
"Trump es el primer presidente latinoamericano de los Estados Unidos", afirmó en el The Washington Post el columnista Ishaan Tharoor.
Él agregó: "Si no estaba claro antes de que asuma, ahora es una realidad. La presidencia de Trump representa un cambio radical en las normas de la política estadounidense".
Luego, comparó su estilo con el que se ejerce desde "el sur de la frontera: Importó un estilo político que forma parte del engranaje de los políticos de Latinoamérica: la demagogica nacionalista".
Tharoor sostiene que si bien Trump tiene este tipo de gestos y formas del caudillismo de Simón Bolívar, y no es un"militar autoritario" como Augusto Pinochet o Hugo Chávez, lo compara con Juan Perón: "Trump dice que lucha por los olvidados, un gesto a la clase media trabajadora americana que languidece en los pueblos que viven del campo y de la explotación minera. Juan Domingo Perón, de la Argentina, un nacionalista populista que transformó ese país en la mitad del siglo XX decía que representaba a los descamisados. Los populistas emergen, después de todo, en condiciones de inequidades económicas y sociales: ganan con la promesa de cambiar un sistema injusto que ataca al hombre común".
Para Ishaan Tharoor hay un camino inverso entre USA y América Latina. Mientras que Trump toma elementos de la política latina, el subcontinente pasó "de días de dictaduras y demagogia, con el populismo en retirada, a democracias maduras que echan raíces en toda la región".
Maduro: "Peor que Barack Obama no será"
En entrevista con MDZ Radio, el ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno, dijo que Trump "es peronista" y que “está prometiendo hacer lo que hicimos nosotros."
Mientras tanto, el jefe de la bancada peronista en el Senado Nacional, Miguel Ángel Pichetto, dijo en entrevista con el diario mendocino Los Andes: "Hay que comprender el mundo. ¿Qué dijo Trump? Primero, USA; segundo, las empresas norteamericanas; tercero, el empleo estadounidense. Yo a eso te lo firmaría para la Argentina..."
También hizo eco de la consigna de campaña del estadounidense ("América primero"), el ex gobernador de la provincia de Buenos Aires y ex candidato presidencial, Daniel Scioli, quien twitteó el 20/01: "Si tengo que rescatar una frase del discurso de Trump es la idea de defender el trabajo y la industria nacional. #PrimeroArgentina!"
El Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, cuyo nivel de popularidad se encuentra en su nivel más bajo desde que asumió la presidencia (10%, poco menos que el 12% del mexicano Enrique Peña Nieto) según Félix Seijas, director de la encuestadora Delphos y profesor de la Universidad Central de Venezuela, se refirió a Trump en rueda de prensa identificándolo como víctima de una “campaña de odio brutal en el mundo entero” liderada por los medios. “Peor que Barack Obama no será”, dijo Maduro.
Según explicó el analista político y consultor venezolano John Magdaleno, Maduro puede estar motivado por un"deseo de buscar mejores relaciones bilaterales en estos momentos de crisis nacional", dado que puede sospechar que Trump "no será tan diplomático como Obama y que existe la posibilidad de una intervención diplomática o económica más severa", explica Magdaleno.
Evo Morales: "Ojalá con el nuevo Presidente terminen las intervenciones"
Un aspecto atractivo del Presidente estadounidense para los presidentes latinoamericanos puede fundarse en su expreso deseo de retirar a USA de los escenarios del mundo, revertir la política exterior intervencionista para dar lugar a un mayor aislacionismo.
El presidente boliviano, Evo Morales, twitteó el día de la asunción de Trump (20/01):"Esperamos con nuevo Gob. de #EEUU restablecer relaciones con intercambio de embajadores, respetando soberanía y dignidad de nuestros pueblos."
Otro tweet ese mismo día: "Ojalá con el nuevo Pdte. de #EEUU terminen las intervenciónes y las bases militares en el mundo para garantizar la paz con justicia social."
Tras el triunfo de Trump en las elecciones del 08/11/2016, el historiador italiano, Loris Zanatta, había anticipado otra razón por la que un mandato presidencial del multimillonario neoyorkino podría resultar beneficiosa para los líderes populistas latinoamericanos: añade sustento a su retórica anti-estadounidense.
"Y aunque sea natural pensar que la elección de Trump también haya sido un balde de agua helada sobre los gobiernos y la opinión pública en América latina, no estaría tan seguro de que todo el mundo se sintió molesto. Habrá sido un trauma para aquellos que confiaban en la continuidad de la política de Obama para construir con los Estados Unidos una asociación sólida. No lo habrá sido para los populistas: los yanquis volvieron, pensarán, listos para volver a abrir la fábrica del antiamericanismo, productora de consenso a bajo costo. El contenido de la política de Trump hacia la región, hoy impredecible, será, en tal sentido, secundario", escribió en ese entonces Zanatta.
Moreno: "Ahora, cuando volvamos, no tendremos el mundo en nuestra contra"
"Solo una minoría entre los líderes latinoamericanos tiene esta visión favorable del nuevo presidente norteamericano, por lo menos por ahora. La región está dominada por presidentes como Pedro Pablo Kuczynski, de Perú; Mauricio Macri, de Argentina; y Michelle Bachelet, de Chile, comprometidos con el comercio y el predominante globalismo de los últimos años. Los episodios de populismo proteccionista de comienzos de este siglo en Brasil y Argentina, por ejemplo, terminaron en recesión", advierte Americas Quarterly.
Desde la derecha, otra figura política que ha manifestado apoyo por Trump ha sido Jair Bolsonaro, un ex militar brasileño de derecha cuya afinidad con el estadounidense está más basada en valores compartidos. Bolsonaro ha llegado a ocupar el 4to. lugar en las encuestas nacionales de cara a las presidenciales de 2018, explica Americas Quarterly. Tiene un mensaje de rechazo al establishment político, algo que ha resonado en un país todavía sangrando por las secuelas de la investigación de corrupción, Lava Jato. "Bolsonaro publicó en Facebook un video felicitando a Trump en el día de su toma de posesión", explican Brendan O'Boyle y Rachelle Krygier en Americas Quarterly.
"Al igual que Trump, Bolsonaro ha expresado públicamente su apoyo a la tortura y ha acusado a los medios de comunicación de distorsionar su mensaje", agregan.
Concluye Americas Quarterly: "Ciertamente, mientras los resultados de las elecciones recientes en Argentina, Bolivia, y Perú indican que la ola de populismo latinoamericano está en declive, muchos de sus líderes creen que el triunfo de Trump les traerá ganancias políticas. Como el argentino Moreno agregó: 'Ahora, cuando volvamos, no tendremos al mundo en nuestra contra'."
Trump y Chávez, 2 estrellas de la TV del reality
"Es irónico que supuestamente América latina está rechazando a los líderes populistas al mismo tiempo que Europa y Estados Unidos están abrazándolos", escribió John Paul Rathbone hacia mediados de 2016 en el diario británico Financial Times.
"La región experimentó un cambio crucial el año pasado. Los argentinos eligieron a un presidente centrista pro negocios Mauricio Macri. Brasil canalizó su enojo popular por la corrupción estatal haciéndole un juicio político a Dilma Rousseff, un proceso que culmina después de los Juegos Olímpicos de Río. La socialista Venezuela está al borde del derrumbe. Los populistas sobreviven únicamente en Nicaragua, Bolivia y Ecuador, donde Rafael Correa es un extraño líder extranjero que respalda a Trump", reflexiona el articulista.
Rathbone explica que se atribuye el fenómeno populista en Estados Unidos a la creciente desigualdad, un problema de larga data en América Latina, así como a la rabia contra las elites. Trump tiene ciertos rasgos que recuerdan a líderes latinoamericanos: la "obsesión por la virilidad y a menudo por el peinado, como las patillas de (Carlos) Menem. Está el narcisismo y el nacionalismo exagerado: el héroe de la independencia mexicana, el general Antonio López de Santa Anna, armó un funeral de Estado para su pierna amputada. Hay también autoritarismo: Hugo Chávez de Venezuela, otro astuto showman, despidió ministros a su antojo en su programa de TV", explica Rathbone.
Para Manuel Azuaje Alamo, del portal Caracas Chronicles, "como Chávez, Trump ha construido su poder sobre una ideología personal de teatralidad, adonde las ideas y los hechos toman el asiento de atrás con respecto de los sentimientos,y la apariencia de ideas. (...) La única idea que Trump ha defendido consistentemente es Trump. Los venezolanos lo ven y no pueden evitar estremecerse. Chávez también se defendía a sí mismo por encima todo lo demás, incluso por encima de la nueva constitución que él mismo se había hecho a medida para sus primeros años en el cargo. Chávez y Trump comparten esta obsesión por la teatralidad, el espectáculo y el poder -o, más precisamente, la jactancia arbitraria de poder seguida de las decisiones igualmente arbitrarias de no seguir sus propias propuestas-, que estaba en el centro de su relación con sus seguidores. Chávez se convirtió en una estrella de la TV del reality después de convertirse en Presidente, Trump había sido una estrella de la TV del reality antes de convertirse en Presidente", escribió Manuel Azuaje Alamo.
Un Presidente de USA peronista
"¿Será Donald Trump el propio Juan Perón de USA?", escribió Jack Schwartz del portal estadounidense The Daily Beast, el 23/01. Para el portal, el líder político del pasado reciente con quien Trump puede soportar comparación es Perón (a diferencia de otras figuras con quien se lo ha relacionado como Silvio Berlusconi).
Perón fue "el hombre fuerte de la Argentina, que fue elegido tres veces como Presidente de su país y fue adorado por las masas que le adoraban tan intensamente como él a ellas. Fue injuriado por una élite que él suprimió", explica el artículo.
Justifica así la comparación:"El peronismo, como el trumpismo, estaba centrado en el hombre. No hay tal cosa como el berlusconismo. Perón consiguió ser todas las cosas para toda la gente, o al menos la mayoría de las cosas para mucha gente que proyectaba sus aspiraciones en él. No ofrecía tanto una ideología como un aura. Era pragmático en exceso, un oportunista que intuía hacia dónde soplaba el viento y se adelantó a sus rivales."
The Daily Beast describe también a Perón como "un populista que logró atraer a una clase obrera, a un campesinado rural, a una serie de nacionalistas, a estudiantes de clase media, a oficiales de derecha y a un número suficiente de industriales clave que se beneficiaron de sus políticas."
Si bien Trump y Perón vienen de direcciones distintas, dice The Daily Beast, ambos le hablan a parte del electorado que ha sido pasado por alto por las jerarquías de sus respectivas naciones. En el caso de Perón, él consiguió movilizar a una base que se sentía privada económicamente y marginada políticamente. Trump le habló a los que se sienten desdeñados culturalmente y amenazdos económicamente. Los triunfos de Trump y de Perón le trajeron a estas bases un sentiminento de vindicación. La gran diferencia: Trump representa a un bloque tradicional que buscó restaurar su creencia en un pasado glorioso mientras que Perón, elevado al poder por un ejército involucrado políticamente, representó a un proletariado sin un pasado que buscaba un futuro glorioso.
Además, agrega Schwartz, "USA no es Argentina, que fue demasiado a menudo gobernada por caudillos y sufrió golpes y conflictos internos. USA tiene una tradición de democracia: el estado de derecho, las garantías constitucionales de los derechos civiles, e instituciones que defienden esos derechos."
Loris Zanatta, diferencias entre populismo latino y populismo anglosajón
Loris Zanatta, en La Nación, advierte que hay que tener ciertos cuidados cuando se compara a Donald Trump con los populismos latinoamericanos. "En este sentido, valgan algunas aclaraciones. Como a muchos anglosajones les cuesta entender el populismo latino, hasta el punto de caer en curiosos enamoramientos por un Mussolini o por un Chávez, de los que luego terminan decepcionados, de la misma manera los latinos caen a menudo en error al evaluar el populismo anglosajón a través del prisma de los suyos", explica Zanatta.
Lo que tienen en común es que ambos suelen invocar "un pueblo puro e inocente, ávido de redención frente a una elite que, afirma, le ha robado la soberanía." Son "fenómenos de redención, maniqueos y más bien groseros en su simplificación del mundo, pero muy potentes y eficaces para movilizar a su pueblo contra una elite." Aquí terminan las semejanzas, según Zanatta, debido a que "es diferente el pasado que evocan al luchar contra los abusos que denuncian."
En el caso de los populismos latinoamericanos, se evoca "un pasado mítico en el que el pueblo estaba unido por una identidad común. A menudo inconsciente de ser heredero en ese sentido de las raíces católicas de la civilización latina, el populismo latino suele culpar al liberalismo y a sus corolarios filosóficos y políticos -la división de poderes, la primacía de los derechos individuales, el sistema multipartidista, el mercado- de la fragmentación de la unidad orgánica el pueblo. Por eso es antiliberal hasta la médula y, cuando llega al poder, aspira a refundar desde los cimientos el orden político rechazando la democracia liberal", explica Zanatta. Esto es diferente en el populismo anglosajón.
"Puede ser muy radical, como a Trump le gusta presentarse hasta ahora, pero en su pasado no hay ninguna utopía antiliberal, ni pueblo orgánico, ni fantasía de restaurar una identidad primitiva opuesta a la democracia liberal. Al contrario: puesto que en el mito fundador de los Estados Unidos la democracia y la libertad individual están tan conectadas, su populismo suele invocar una especie de hiperliberalismo, el retorno a las fuentes de una democracia que juzga distorsionada por el poder de las elites y de una libertad que cree amenazada por la invasión del Estado", aclara el historiador italiano.