
Xenofobia:"Artículo 1ro. Toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico que tenga por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública."
Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial
(aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 21/12/1965)
La formación xenófoba populista Alternativa por Alemania ha obtenido los mejores resultados electorales de su corta historia en 3 länder, el domingo 13/03. El avance de la llamada "extrema derecha" siempre inquieta. Pero si ocurre en Alemania, la preocupación se convierte en alarma.
Sajonia va camino de convertirse en sinónimo de la cara fea de Alemania. Para muchos, ya lo es desde hace tiempo. El Estado Libre de Sajonia es 1 de los 16 estados federados de Alemania. Sajonia lleva adicionalmente el término "Estado Libre" en su nombre, cuyas raíces históricas están en la República de Weimar.
Los “Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente” ("Pegida", por su siglas en alemán) han velado por ese estraño privilegio negativo de Sajonia. Desde hace más de 1 año, miles de ellos desfilan cada semana por Dresde, y se han radicalizado progresivamente.
Es posible que al comienzo se hubieran contado entre ellos muchas personas que denunciaban un descuidado o incomprensión de los políticos. Pero quien todavía respalda ese movimiento, ya desembozadamente xenófobo y racista, se ubica, conscientemente, al margen de la Unión Europea. Eso vale también para los imitadores de Pegida que aparecen en otros territorios de Alemania.
No solo en el este germano alguien prende fuego a albergues de refugiados; tampoco la gente decente que ayuda a los necesitados se limita al este alemán. Sin embargo, en vista de la situación imperante en Sajonia, los ejemplos positivos suelen quedar en 2do. plano. La justificada indignación, amplificada por los medios de comunicación, resuena con más fuerza y copa más espacio que la acción solidaria llevada a cabo por 100 personas íntegras en Clausnitz el fin de semana.
Sajonia está dividida administrativamente en 3 regiones (Regierungsbezirke), subdivididas en 10 distritos (Landkreise) y 3 ciudades-distritos (Chemnitz, Dresde y Leipzig).
¿Quién se fijó en la impresionante cadena humana con 13.000 participantes que el 13/02 recordaron la destrucción de Dresde poco antes del término de la 2da. Guerra Mundial? Ellos también difundieron una señal contra la apropiación de la fecha por parte de la derecha y contra los ánimos generados por Pegida. Pero, al menos por ahora, no ganaron espacio ni en los medios ni en la opinión pública alemana como sí lo consiguieron los otros.
A su vez, del otro lado del Atlántico Norte, el éxito de Donald Trump en Florida (USA) eliminó de manera definitiva al único rival por el que los sectores oficialistas del Partido Republicano habían apostado para frenar su imparable carrera hacia la nominación. La derrota en Ohio no parece suficiente para detener a Trump.
El populismo no sólo es una tendencia que pretende atraer a las clases populares, es mucho más diabólico: embauca a ricos y pobres por igual, pues no trata de unir a las personas para crear a través de las ideas que comparten, sino para destruir a un inventado y supuesto enemigo común al que identifican como el causante de todos sus males.
Trump y los xenófobos alemanes, franceses, británicos, daneses, suecos, holandeses y un largo etcétera se aprovechan de un creciente malestar por la gestión del fenómeno migratorio. Han conseguido movilizar a un electorado inseguro o temeroso a salir perdiendo en asignación de recursos.
En Europa, eso significa competencia reforzada en el estrecho mercado de trabajo y, sobre todo, en el acceso a beneficios sociales compensatorios, cada vez más escasos y cuestionados. En Estados Unidos, el problema se reduce al empleo, porque el concepto de ayudas sociales, salvo algunos programas para los muy pobres, es casi inexistente, o muy débil y parcial.
Juan Antonio Sacaluga reflexiona:
"Esta conducta de intolerancia tiene raíces comunes y universales pero las respectivas manifestaciones culturales y sociales son distintas en Europa y Estados Unidos. A pesar de que el problema afro-americano no está resuelto en Estados Unidos, por mucho que no pocas investigaciones creen demostrar lo contrario, la naturaleza acrisolada de la sociedad norteamericana ha suavizado sus aristas. No es el rechazo por razón del color de la piel lo que alimenta algunos de los exabruptos de Trump y sus seguidores.
En Europa, por el contrario, la consolidación de comunidades de otras razas no ha resuelto los conflictos heredados de la condición de poderes coloniales de los principales estados europeos. La esclavitud sigue motivando agitación de conciencias en EE.UU., pero nadie cuestiona que un negro de Carolina o Georgia es un ciudadano norteamericano. En Europa, esos partidos xenófobos discuten la nacionalidad junto con la chequera de servicios."
En diciembre de 2015, el ultranacionalista Frente Nacional quedó parado como la fuerza política N°1 de Francia en las elecciones regionales, tras una 2da. vuelta que llevó al Partido Socialista a sacrificar a sus candidatos y llamar a votar por los conservadores, en un intento por diluir la victoria arrasadora que había tenido en primera vuelta el partido de Marine Le Pen. La hija de Jean Marie presenta una extrema derecha renovada, con un discurso que llega a jóvenes y a la clase trabajadora.
Ahora le tocó el turno a Alemania -país emblemático por su pasado- de ver avanzar su propio “Frente Nacional”, pero Made in Germany. El domingo 13/03, 13 millones de alemanes repartidos entre las regiones de Baden-Württemberg (una de las más ricas de Alemania, al sur), Renania-Palatinado (oeste) y Sajonia-Anhalt (este de Alemania), le pasaron factura a la canciller Ángela Merkel por su muy cuestionada política de apertura a los refugiados, y votaron en grandes porcentajes al ultraderechista AfD (Alternativa para Alemania).
El partido, formado hace 3 años, coquetea con movimientos neonazis y anti-islam como Pegida. De nada ha servido el giro en U que dio Merkel al pactar con Turquía para frenar la llegada de los refugiados. En USA, mientras tanto, un fenómeno inédito: violencia en actos políticos, alentada por la retórica xenófoba de Trump, quien está haciéndole el juego al sector más retrógrado de ese país.
“Durante meses, mientras que Donald Trump desarrollaba su repertorio político, adoptó una respuesta inusual a preguntas sobre el fascismo y el Ku Klux Klan: el silencio, o algo que se le parece”, explica el semanario New Yorker.
Quien calla, otorga. Y ese silencio le ha conseguido a Trump el apoyo de muchos partidarios de la supremacía blanca, neo-nazis, y otros miembros de la derecha extrema que se sienten atraídos por su mensaje contra mexicanos y musulmanes.
La fina línea que separa civilización de barbarie
En febrero de 2016, la revista polaca wScieci publicó una imagen de una mujer blanca, arropada con la bandera de la comunidad europea, siendo atacada por inmigrantes. “Violación islámica de Europa”, tituló la revista.
Otras notas relacionadas con temas de inmigrantes habían sido tituladas “¿Tiene Europa que suicidarse?” o “El infierno de Europa”.
En Twitter, muchos compararon la portada de wScieci con la propaganda nazi o la fascista de la época de Benito Mussolini, que utilizaba imágenes de hombres judíos o africanos agrediendo a mujeres. Durante muchos años, y con el recuerdo del Holocausto nazi aún fresco, las expresiones racistas y xenófobas habían quedado afuera del discurso público europeo. Recientemente, eso ha comenzado a cambiar.
Para el intelectual esloveno de izquierda, Slajov Zizek,“acusaciones e ideas que hasta ahora estaban confinadas al inframundo racista, están ganando presencia en el discurso oficial.” Zizek asegura que estamos ante el problema de lo que el filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel, llamó “sittlichkeit” (moralidad): “las costumbres, el denso sustrato de normas no escritas de la vida social, la sustancia ética maciza e impenetrable que nos dice lo que podemos y lo que no podemos hacer. Estas reglas se están desintegrando: lo que hace un par de décadas era simplemente impronunciable en un debate público, se puede expresar ahora con impunidad.”
En el caso de Trump, en Estados Unidos, hacia donde el fenómeno también avanza, los ejemplos sobran.“Trump es la más pura expresión de esta tendencia a la degradación de nuestra vida pública”, explica Zizek. “¿Qué hace para robar protagonismo en los debates públicos y en las entrevistas? Ofrece una mezcla de vulgaridades políticamente incorrectas: navajazos racistas contra los inmigrantes mexicanos, sospechas sobre el lugar de nacimiento de Obama y su licenciatura universitaria, ataques de mal gusto a las mujeres, agravios a héroes de guerra como John McCain... Se supone que todas estas ocurrencias de mal gusto ponen de manifiesto que a Trump le traen sin cuidado los modales impostados y que expresan sin rodeos lo que él (y mucha gente corriente como él) piensa.”
Pero, ¿por qué son tan importantes los modales?
Porque son la “fina línea que separa la barbarie de la civilización”, define Zizek.
La campaña en USA, cada vez más violenta
“¡Vete a Auschwitz, vete al maldito Auschwitz”, le gritó un simpatizante de Donald Trump a un camarógrafo holandés mientras hacía el saludo nazi. La escena fue a la salida de un evento de campaña del precandidato que encabeza la interna republicana.
Si bien las opiniones de uno de sus simpatizantes no le pueden ser indilgadas al multimillonario presidenciable, lo cierto es que durante sus actos de campaña electoral, Trump ha tenido gestos y dichos que han hecho que neo-nazis y supremacistas blancos norteamericanos se sientan representados, haya sido esto a conciencia o como consecuencia indeseada.
Además, desde noviembre de 2015 a la fecha, hubo al menos 6 episodios durante sus actos de campaña, como interrupciones, acusaciones, e incluso "invitaciones"a abandonar la sala, mientras Trump brindaba sus discursos.
El 01/02 en Cedar Rapids, Iowa, cuando se le advirtió que en el público podría haber manifestantes con tomates, Trump exclamó, según la BBC: “Si ven a alguien listo para tirar un tomate, quítenselo por favor. Les prometo que pagaré por los gastos legales.”
El 22/02, mientras otro manifestante era expulsado de un acto suyo en Las Vegas, Nevada, Trump dijo: “Me gustaría pegarle en la cara. ¿Ustedes saben cómo terminaban estos tipos en lugares como este? Se los llevaban en camilla.”
En el inicio de marzo, Trump subió la apuesta y amenazó con enviar a sus seguidores a actos del precandidato demócrata Bernie Sanders, tras un fin de semana de incidentes en sus actos de campaña, por los que él culpó al contrincante de Hillary Clinton en la interna del Partido Demócrata.
En Chicago, Trump había tenido que cancelar un evento debido a altercados que surgieron dentro y fuera del pabellón, que dejaron a 5 personas detenidas y 2 agentes de policía heridos, según la BBC.
En Dayton, Ohio, un hombre había intentado irrumpir en el escenario en que estaba Trump y obligó a agentes el Servicio Secreto de Estados Unidos a intervenir.
Según el periódico Los Angeles Times, los manifestantes que se enfrentaron con seguidores de Trump en Chicago pertenecían a diversos movimientos sociales como el #BlackLivesMatter (Las vidas de los negros importan), muchos de los cuales apoyan a Bernie Sanders.
“Donald Trump ha estado incitando a la violencia, él mismo desde el podio, entonces no se puede esperar que este tipo de hechos no ocurran”, declaró el estratega republicano, Brad Blakeman, a la BBC. Entre las figuras que han salido a criticar a Trump, están varios multimillonarios norteamericanos, muchos de ellos inmigrantes de 1ra. o 2da. generación.
“Los valores estadounidenses están bajo amenaza por un surgimiento virulento de xenofobia y nativismo”, dijo el multimillonario húngaro George Soros. “Donald Trump es la expresión más vulgar y obvia de esto.”
Rupert Murdoch, dueño de Fox News, nacido en Australia, dijo que Trump estaba “avergonzando a sus amigos, y ni hablar de a su país.”
Der Spiegel: “La identidad reemplaza a la representación”
En una nota titulada “La 3ra. República: Alemania entra en una nueva y peligrosa era política”, la revista alemana Der Spiegel analiza lo que está pasando en USA con el avance de Trump, y lo compara con los resultados de las elecciones del domingo pasado en ese país, en las que salió muy bien parado el ultraderechista AfD (Alternativa para Alemania): “La estabilidad solía definir el sistema política alemán. Pero la crisis de refugiados ha modificado fundamentalmente el panorama partidario del país. El surgimiento de lo marginal ha erosionado los centros tradicionales de poder.”
Para Der Spiegel, USA, al igual que Alemania, está sufriendo los efectos de una crisis de representación. “El (pre)candidato presidencial republicano, Donald Trump, no depende ni del partido establecido ni de los medios establecidos. Está creando su propio electorado con la ayuda de internet. Ese es el camino de la democracia directa en extremo”, explica la revista, que además prosigue a comparar la situación con la de Alemania.
“No es difícil ver la distopía negra que puede resultar de eso: furia, miedo, reivindicaciones de verdades incuestionables y teorías conspirativas para crear un humor que eleve a esos políticos que están más capacitados para manipular ese ambiente, en parte porque él o ella ayudaron a crearlo. La identidad reemplaza a la representación, como en una dictadura (…). Alemania está todavía muy lejos de ese destino. Pero se han dado los primeros pasos”, advierte Der Spiegel. Esos “primeros pasos” fueron dados el domingo 13/03, cuando se celebraron elecciones en 3 estados federados, que eran consideradas un examen a la gestión de la crisis de los refugiados en el país.
Alemania recibió el año pasado más de 1 millón de solicitudes de asilo, explica el portal catalán El Nacional. “La Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel perdió peso en los tres Länder, aunque mayor fue la debacle del Partido Socialdemócrata (SDP), superado por AfD en dos de los Länder en liza”, explica. “AfD (Alternativa para Alemania), partido nacido hace tres años como fuerza euroescéptica, logró con un discurso populista y de tintes xenófobos situarse como segunda fuerza en Sajonia-Anhalt, con el 24% de los votos; y como tercera en Baden-Württemberg (15%) y Renania-Palatinado (12,4%), según las últimas proyecciones realizadas por la primera cadena de la televisión pública alemana, ARD.”
Así, la ola populista que invade Estados Unidos y gran parte de Europa tiene un capítulo fuerte en Alemania. Para The Economist, las 3 elecciones regionales modificaron radicalmente el panorama político del país, y sugieren que la cultura política partidaria que existe desde la posguerra alemana ha llegado a su fin. “En un día en que 3 estados alemanes tuvieron elecciones que permitirán que sus primeros ministros actuales permanezcan en funciones, podría parecer que la política alemana es aburridamente estable. Pero eso es engañoso. Las elecciones del 13 de marzo –las primeras provinciales desde que Ángela Merkel abrió las fronteras de Alemania para los refugiados hace medio año- sugieren que la escena política alemana está cambiando de manera dramática”, describió el semanario británico.
Crisis de refugiados trajo ruptura significativa en Alemania
Der Spiegel apunta en la misma dirección. Hace 7 u 8 meses, Alemania era un país diferente al que es hoy, argumenta. No había asuntos políticos controversiales que demandaran acción inmediata y el liderazgo de la canciller Angela Merkel era incuestionable. “Pero luego los refugiados comenzaron a fluir hacia Europa y la tranquilidad durmiente del país llegó a un inesperado final”, sentencia. Desde ese momento, se dieron el en país varias erupciones de xenofobia y el AfD comenzó a cobrar fuerza.
En las décadas de los ’60 y los ’70, la política de la Alemania Occidental estuvo dominada por 2 grandes partidos. Alemania había aprendido las consecuencias nefastas de la extrema fragmentación política que hubo durante la República de Weimar (1918 a 1933), preludio del surgimiento del nazismo. Durante esa época, docenas de partidos habían debilitado el centro moderado.
Entonces, los demócratas cristianos aglutinaron facciones católicas, protestantes, pro-mercado y otras, hacia una fuerza de centro-derecha, grande y pragmática. Los social-demócratas, por otro lado, que otrora habían sido un partido marxista, se inclinaron hacia la centro-izquierda. Los social-demócratas y los demócrata-cristianos, conocidos como “partidos del pueblo”, se dividían el 80% del electorado entre ellos. Eran garantes del consenso y el compromiso. Por fuera, quedaban el pro-mercado Partido Democrático Libre (FDP) y el ambientalista Partido Verde, que eran adiciones bien-intencionadas y fácilmente integradas.
“Para Alemania, esta es la segunda República democrática, si uno descarta Alemania Oriental, que era solo una democracia falsa. Primero vino la República de Weimar, de 1918 a 1933, y después, desde 1949, la República Federal, que simplemente continuó tras los eventos trascendentales de 1989. Pero ahora, parece que la crisis de refugiados ha traído una ruptura significativa. Seguro que la Constitución alemana y las instituciones del país no serán cuestionadas por lo pronto. Pero las convenciones que gobiernan las interacciones políticas de Alemania están cambiando a una velocidad increíble”, explica Der Spiegel.
Los 2 partidos que han sido, desde hace décadas, los pilares fundamentales de la representación política de Alemania, ya no tienen la misma representatividad. La revista señala así mismo que, al moldear sus políticas de refugiados, Ángela Merkel siguió los principios del humanismo y el internacionalismo, ambos enraizados en el cristianismo. Pero tras enfrentar una resistencia feroz, Merkel pareció empezar a distanciarse de sí misma e ir tras políticas más restrictivas.
A pesar de este giro reciente, Merkel ha sido abandonada por el ala de derecha de la democracia cristiana. El AfD vino a llenar ese vacío. Con su triunfo, el espectro político alemán queda más parecido al panorama político del resto de Europa. Sin embargo, dada la historia de la nación, esto resulta demasiado incómodo, advierte Der Spiegel.