
El viernes se confirmó lo que todos los habitantes del municipio Sifontes sabían, pero nadie decía en voz alta. Jamilton Andrés Ulloa Sánchez, conocido como "el Topo" es el responsable de la desaparición de 17 mineros de Tumeremo + otras 11 personas de distintas regiones del estado Bolívar.
En el pueblo afirman que no es la primera vez que esto sucede, pero ahora hubo sobrevivientes y familiares, quienes por 5 días mantuvieron trancada una carretera nacional. En Tumeremo es un secreto a voces que las mafias que dominan las minas tienen fosas comunes. En el pueblo aseguran que "el Topo"alimenta cerdos con partes humanas.
Pero durante 5 días permaneció cerrada la Troncal 10, una vía de 2 canales que comunica a Venezuela con Brasil, y eso provocó la atención regional. El miércoles 09/05 los gandoleros sumaban a más de 300 miembros del sector afectados por el cierre de la vía. Había conductores brasileños transportando insumos agrícolas:“Si no nos vamos hoy tendremos que pedir colaboración para comer”, dijo el camionero Francisco Dos Chagas.
Francisco Rangel Gómez, el gobernador del estado Bolívar, desmintió lo sucedido: según él, todo es una campaña mediática opositora para arruinar las ceremonias en memoria de Chávez. Sin embargo, en la propia Policía explica a un ciudadano que llega a un punto de control: “Si usted es venezolano, debe saber que toda esta zona está tomada por los sindicatos. No avance”.
Así le llaman a las bandas armadas que exigen dinero u oro a cambio de la vida.
La fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, informó a través de su cuenta de Twitter (@lortegadiaz), que solicitó la detención de Jamilton Andrés Ulloa Suárez, de nacionalidad ecuatoriana. En una de las vías que conduce a la mina Atenas, los peritos colectaron zapatos, gorras, franelas y rastros hemáticos. También incautaron 5 vehículos que aparentemente fueron utilizados por los responsables de este hecho.
Simultáneamente, entrevistaron a 27 familiares de las víctimas.
Aquí la crónica de Emily Avendaño, para el diario El Nacional, de Caracas:
En la trocha que conduce a la bulla del Miamo el sol quema la piel y la tierra se pega de la ropa. No hay brisa y el color verde no forma parte del paisaje. Es una vía árida e irregular, roja como la arcilla y llena de surcos. Para llegar a la mina hay que atravesar tres hatos agropecuarios: San Ramón, El Peregrino y Atenas. Lo único que respira en la zona son algunas vacas, burros y caballos con el costillar de la desnutrición a la vista.
Al pasar Atenas se llega a la sierra de El Miamo. Allí comenzó la bulla a finales de noviembre y desde entonces todo Tumeremo se benefició del mineral. “En diciembre el que no tenía plata para los estrenos se iba a la mina y resolvía”, asegura un habitante del pueblo.
La trocha la recorrían diariamente más de 300 mineros en motos, pero desde el 4 de marzo la ruta se quedó sola. Ese día no pasaron del fundo El Peregrino porque aseguran que en ese punto fueron emboscados por hombres armados.
“¡Párate!”, les gritaban a los motorizados mientras los apuntaban. Era entonces que empezaba la selección, contó un sobreviviente. “Los que ellos pensaban que eran malandros los ponían a un lado, y a los que no del otro. ‘Este pa’ca y este pa’lla’, decían. Después nos alzaban las camisas para asegurarse de que nadie tuviera armas”.
Un total de 17 personas desaparecieron de Tumeremo ese día, de acuerdo con las cuentas de habitantes del pueblo.
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El testigo no podía ver lo que pasaba porque a los que decidían asesinar se los llevaban monte adentro, pero sí escuchaba. “Mataban a la gente por tandas. Les disparaban a unos, paraban y volvían a empezar”, relató el minero de 26 años de edad. También escuchó que dijeron: “Traigan la motosierra que ya los vamos a picar”. Cuando esto sucedía el grupo que no estaba “sentenciado” a morir permanecía sentado, amordazado con tirro y amarrado de manos.
“Nos dejaron libres después de las 8:00 pm. Entonces nos permitieron volver a agarrar nuestras motos y nos ordenaron que nos fuésemos”. Antes un conocido del minero fue obligado a cargar los cadáveres de los asesinados para subirlos al camión en el que trasladaron los cuerpos –algunos desmembrados– hasta un lugar aún desconocido.
A las 7:00 pm el rumor de una masacre ya se había extendido por el pueblo. La noticia corrió en voz baja. Así es como hablan los habitantes de Tumeremo cada vez que mencionan al Topo, apodo con el que se conoce al líder de la banda responsable de las muertes, en un lugar en el que casi todos se llaman por sobrenombres.
Esa noche 56 personas llegaron a una finca propiedad del abogado Alexis Duarte. “Los recibieron mis trabajadores. Eran personas con cara de terror, asombro, miedo. También tenían hambre y sed. Ellos lograron escapar del horror. Mi trabajador me informó que algunos caminaban descalzos, presentaban heridas y cortadas. Se habían extraviados en la sabana del Nuria y buscaban salida desesperados”.
Aunque los habitantes de Tumeremo sabían desde el sábado 5 de marzo dónde ocurrieron los hechos, no fue sino hasta el martes que aparecieron los primeros indicios. En la trocha había carteras, gorras, botas, camisas, la cédula de identidad de Jairo Rendiles –mencionado como desaparecido– y un palo manchado de sangre. Los rastros los encontraron los tumeremenses. El miércoles una comisión del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas encontró más ropa, un bate y una moto escondida entre los matorrales, que se presume que pertenecía a José Gregorio Nieves, de 25 años de edad.
Uno de los hombres que acompañó la búsqueda afirmó que también encontraron casquillos de bala y las huellas que dejó un camión en el que se cree que fueron trasladados los cuerpos. “Las muertes ocurrieron en tres lugares. En el Miamo, en Atenas y en Peregrino”, aseveró el baquiano que ayudó a guiar a los investigadores que llegaron de Caracas.
Bienvenida la muerte
Tumeremo es un pueblo con tres calles paralelas y atravesado por una troncal de dos canales que comunica Venezuela con Brasil. Esta vía estuvo cinco días cerrada en protesta por las desapariciones. Muchos de los habitantes del pueblo llevan los bolsillos abombados con pacas de billetes. Por cada gramo de oro que encuentran en la mina ganan 30.000 bolívares, aunque dicen que el Topo quería pagarlo a menos de 20.000 bolívares. No hay casas ostentosas pese a la riqueza de la tierra en el sur del estado Bolívar.
“Al Topo le querían hacer un cambio de guardia”, dice Luis Josué Nieves para explicar lo que pasó. Habrían sido los hombres de otra banda, dirigida por el Potro, quienes querían hacerse del control de Tumeremo, y el Topo respondió con la masacre.
El jueves el ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Gustavo González López, reiteró que se trató de un enfrentamiento entre bandas, aunque al día siguiente dijo que el Topo había “actuado con fines políticos”.
A principios de febrero las organizaciones criminales impusieron un toque de queda en el pueblo, que obligó a los comercios a bajar la santamaría, en respuesta a una incursión de la Operación de Liberación del Pueblo en la que hubo nueve detenidos.
Nieves, hermano de José Gregorio, ha recorrido las minas de Bolívar, pero a la bulla del Miamo no llegó. “Tengo 6 meses que no voy a las minas porque en agosto de 2015 a mí también me dieron por muerto. Tuve que escapar de una masacre en la mina Corre-Gente, que queda vía Bochinche. Me escondí durante 15 días. Allí hubo 19 muertos”.
Asegura que en esa oportunidad los muertos pertenecían a sindicatos mineros: “Se mataron entre ellos mismos. No fue como ahora, que también asesinaron a gente inocente”.