
Las encuestas insisten en que Marine Le Pen sería derrotada en un balotaje, pero como esto Marine Le Pen también lo sabe, es previsible que ella tenga un plan al respecto, que no revelará hasta último momento. Ella ha demostrado gran determinación para mantener su liderazgo presente al frente del proyecto de retirar a Francia de la Eurozona, restringir la inmigración -especialmente la islámica- y recuperar el franco francés.
Según OpinionWay, François Fillon derrotaría a la candidata del Frente Nacional 57% a 43%, mientras que Emmanuel Macron obtendría 58% frente a un 42% de los votos en un hipotético 2do. round.
Antes de conocer si pueden confirmar las encuestas en el balotaje, Fillon vs. Macron deberán definir su rivalidad porque los 2 no podrán ingresar al balotaje.
Otro punto clave revelado por las encuestas: la principal preocupación de los franceses hoy es la seguridad, y Le Pen es considerada la dirigente más decidida a trabajar en la protección de los ciudadanos. Francia sufrió 3 ataques terroristas terribles en los últimos años: el ataque a la redacción de la revista Charlie Hebdo el 7/1/2015, los ataques coordinados del 13/11/2015 que incluyeron el del teatro Bataclán, adonde murieron 89 personas, y el del 14/7/2016 en Niza, cuando un caminón avanzó deliberadamente sobre una multitud, matando a 86 personas.
El peso simbólico de estos ataques es un elemento importante en el contexto de la carrera electoral. El miedo provocado por estos ataques probablemente ha ayudado a que el discurso antiinmigrante de Le Pen haya prendido en la sociedad francesa. Por otro lado, una historia ya conocida: Francia acusa a Rusia de estar queriendo inmiscuirse en sus elecciones, lo mismo que que el Partido Demócrata en USA denunció en la carrera electoral pasada. El miércoles 15/2, el ministro de Exterior de Francia, Jean-Marc Ayrault, advirtió a Rusia que no se involucre en la elección francesa, luego de que el partido de Macron se quejara de que su campaña estaba siendo atacada por noticias falsas publicadas por los medios rusos, así como ataques virtuales a sus bases de datos.
Europa está "sola" y "aplastada entre Rusia y USA"
Un par de días antes de la asunción de Donald Trump, Marine Le Pen fue vista sentada en el Café Trump Tower de la Quinta Avenida, tal como si esperara ser llamada por el entonces Presidente entrante.
Si bien ella no estuvo a solas con Trump, según se informó, lo que sucedió pocos días después de la asunción del Presidente estadounidense parece un efecto secundario de esa fallida reunión: el 21/01, en Koblenz, los representantes de los partidos populistas de derecha europeos se reunieron bajo el lema de Libertad para Europa.
"El encuentro fue dominado por Le Pen, quien llamó a los votantes de toda Europa a 'despertar' y seguir el ejemplo de los votantes estadounidenses y británicos; predijo que las victorias del Brexit y de Trump desencadenaría una ola imparable de 'todos los dominós de Europa'", escribió el filósofo esloveno Slavoj Zizek en Página/12, para quien Europa está "sola" y "aplastada entre Estados Unidos y Rusia", por lo que el continente "tendrá que reinventarse o morir. El gran campo de batalla de 2017 estará en Europa, y en juego estará el núcleo mismo del legado emancipatorio europeo", según Zizek.
La elección que marcará como ninguna otra el rumbo de Europa es la de Francia, por lo que los ojos del mundo están hace un tiempo puestos allí. Más allá del liderazgo claro que muestra Le Pen en la primera vuelta, las encuestas muestran que probablemente pierda en la segunda, sea cual fuera su contraparte.
Pero el apoyo a Le Pen no deja de incrementarse, y si tenemos en cuenta el fracaso de las encuestas en la elección presidencial de USA en 2016, cualquier cosa es posible.
La caída de Fillon
El candidato de centro-derecha, Fillon, ex 1er. ministro de Nicolás Sarkozy, había emergido tras su triunfo en la interna de Los Republicanos -obtenido en una 2da. vuelta el 27/11/2016-, como la gran figura que podía derrotar a Le Pen, una candidata que asusta a muchos por sus posturas anti-islam en extremo.
Hasta fines de enero, Fillon lideraba las encuestas. Pero quedó atrapado en un escándalo por haber empleado a su esposa y a sus hijos como colaboradores parlamentarios, en lo que se cree eran empleos ficticios para entregar sueldos oficiales a sus familiares. Así, se abrió un caso en su contra por presunto desvío de bienes públicos y Fillon cayó 10 puntos de súbito.
Él pasó del 1er. puesto en las encuestas a pelear por el 2do. "Esta maniobra ha deslucido el programa de François Fillon, que tiene 3 vectores: uno económico thatcherista para los negocios; otro antiinmigrantes para las clases medias asustadas y degradadas, y un tercero tradicionalista dirigido al votante católico conservador", explica Rafael Poch del diario catalán La Vanguardia.
Macron: sin el pan y sin la torta
La caída de Fillon significó un empuje para Macron, el candidato más pro-Europa de Francia, según lo define The Economist, quien pasó de pronto a un 2do. puesto tras el escándalo del republicano por haber supuestamente destinado plata de los franceses para un trabajo ficticio para su esposa e hijos como asesores parlamentarios.
Parte del atractivo de Macron, explica la revista, lo conforma el hecho de que es un candidato independiente, percibido como "outsider" (aunque advierte que no lo es tanto), su campaña casera de bajo presupuesto y auxiliada por un ejército de voluntarios.
Pero así como el escándalo de Fillon había impulsado a Macron, un escándalo propio del independiente lo hizo luego caer: Macron provocó la ira de la derecha al describir el gobierno colonial de Francia sobre Argelia como un "crímen contra la humanidad", durante una visita a ese país -alguna vez la joya en la corona imperial de Francia-.
Luego, el candidato independiente de 39 años, enfureció a la izquierda cuando intentó contentar a la derecha que se opone al matrimonio gay, diciendo que habían sido estigmatizados y "humillados" bajo el Gobierno socialista del presidente François Hollande.
Otra vez, Fillon y Macron cabeza a cabeza.
Macron busca atraer votos tanto de izquierda y de derecha, y esta quizás sea su debilidad.
Así, por querer abarcar todo el espectro ideológico, Macron podría terminar quedándose sin el pan y sin la torta.
Le Pen y Macron se tiran rosas
En algunas cosas, Macron y Le Pen se parecen: ambos afirman que sus proyectos "no son de derechas ni de izquierdas", sino que ambos pretenden "sacudir el tablero político desde posiciones antagónicas: liberal y europeísta uno, estatista y ultranacionalista la otra", explica Enrique Rublo, del español diario El Heraldo de Aragón.
"En la mayoría de los aspectos, cada uno de estos candidatos es la antítesis del otro. Le Pen se llama a sí misma una 'patriota' que quiere dar 'preferencia' a los franceses, escapar de los aprietes de la Unión Europea, salir del euro, aumentar las tarifas proteccionistas, bajar la inmigración y reinsertar los privilegios del welfare. Macron, en contraste, es un partidario ferviente de la Unión Europea, favorece las fronteras abiertas, el comercio global, la innovación tecnológica y la adaptación del sistema de welfare de Francia a un futuro mercado laboral menos estable", explica la revista The Economist.
"Ella es la favorita entre los obreros; él tiene un apoyo desproporcionado entre los graduados universitarios. Ella ha escalado a la cima de las encuestas apoyada sobre advertencias calamitosas de una invasión de inmigrantes y la infiltración islamista; él ha conquistado su camino para convertirse en el favorito de los corredores de apuestas con una mente aguda y un look optimista. La antipatía que se tienen no tiene ambigüedades. Le Pen lo llama un globalista 'ultra-liberal', una especie de ciudadano de ningún lado, que está 'surfeando en el aire'. Macron dice que ella pretende hablar 'para el pueblo' pero en realidad le habla solo a su clan. Para remarcar su rivalidad, en un fin de semana reciente, el par pudo ser encontrado llevando a cabo actos paralelos en la misma ciudad, Lyon", analiza la revista británica.
¿Son realmente outsiders?
Sin embargo, dice The Economist, ambos candidatos comparten una característica común: la percepción de ser outsiders, recién llegados que vienen a cambiar las cosas, en un país en el que los partidos establecidos de derecha y de izquierda se han mantenido en el poder ejecutivo desde que fuese establecida la Quinta República en 1958. Pero como outsiders, Le Pen y Macron son outsiders raros.
"Ella es parte de una dinastía política fundada por su padre, Jean-Marie, que armó el Frente Nacional en 1972. Diputada del Parlamento Europeo, Le Pen está acusada por sus órganos de control de mal uso de la nómina pública." Si bien clama hablar "en nombre del pueblo", fue criada en una mansión en uno de los suburbios más elegantes de París.
Macron, mientras tanto, que viene de una familia de médicos, es un graduado del Ecole Nationale d Administration, la escuela en la que son formados muchos altos funcionarios del gobierno francés. Trabajó como banquero de inversión, y luego fue asesor del socialista Francois Hollande hasta convertirse en su ministro de Economía. ¿Outsider? Já.