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Una de las teorías más mencionadas estos últimos días en los medios hegemónicos fue "el efecto Lucifer". Este efecto fue teorizado por un profesor y psicólogo estadounidense, Philip Zimbardo, autor de un experimento social de la Universidad de Stanford en donde asignó voluntarios pagados para ser presos o guardias en una prisión simulada en el sótano del edificio de psicología de la escuela. Muy rápidamente, los guardias se volvieron crueles, y los prisioneros más sumisos y deprimidos. La situación se volvió caótica, y el experimento, que debía durar dos semanas, tuvo que terminarse después de cinco días.
A esto lo llamó el "efecto Lucifer" cuya teoría explica: "En grupos de más de tres personas los escrúpulos morales individuales quedan en suspenso llevándolos a cometer acciones sin remordimiento y de violencia extrema con personas que no conocían previamente“, expresó la especialista en criminología, Laura Quiñones Urquiza en el programa radial de radio Mitre Lanata Sin Filtro. “Una persona aparentemente normal, buena e integrada es capaz de cometer actos atroces".
El psiquiatra Enrique Stola, por otro lado, escribió en el diario Clarín: "Son casos, donde lejos de existir un trastorno o un pasado traumático,lo que hay en realidad es la influencia poderosa capaz de deshumanizarnos. Puede ocurrir para adaptarse a las normas de un grupo, no todos los violadores son psicópatas. El líder espontáneo puede tener un trastorno de personalidad, un narcisismo maligno".
Hay dos conceptos importantes que surgen de distintas investigaciones y estudios sobre la violación en manada:
Refuerzo Mutuo
Este concepto implica que al cometer el crimen de manera grupal, la presencia de otros participantes sirve de refuerzo mutuo. Así se explica en un informe especial de El Mundo "Agresiones invisibles", centrado en temática abuso sexual. Se dan permiso los unos a los otros, se apoyan y minimizan lo que sucede para tratar de culpar a la víctima.
"Da igual que se trate de una violación, de una agresión verbal o de tocamientos sin penetración, el mecanismo del agresor es siempre el mismo y todos son conscientes de la gravedad de lo que hacen. No hay remordimientos. Tenerlos implicaría reconocer que se ha cometido una agresión y, por tanto, un delito penal", explican los especialistas en el informe.
Desindividualización
Este otro concepto está intrínsecamente relacionado con el anterior: en el conjunto, en la masa, se desindividualiza la identidad personal y pasa a ser una identidad grupal.
El Diario Crítico de España, en un informe sobre la psicología de los agresores sexuales, expresa sobre el tema cual es la clave para entender este proceso de desindividualización.
"Un factor clave de esta desindividualización es el anonimato: cualquier cosa que hagan los miembros menos identificables, contribuye a aumentar sus efectos. La percepción de las responsabilidades de cualquier acción llevada a cabo conjuntamente con el resto del grupo se ven diluidas. El individuo, internamente, atribuye la responsabilidad del acto al grupo, y no a sí mismo".
El factor de desindividualización también incide en la posterior declaración en la cual la víctima es ninguneada por el relato grupal en donde en general se ponen de acuerdo para desestimar su testimonio, tal como sucedio con los agresores de Miramar en donde muchos de ellos adjudicaron "el consentimiento" de la niña de 14 años a la que sometieron y violaron.
En cuanto a la cuestión de si el acto es una muestra de poder hacia la mujer o hacia los otros hombres puede tener más de una respuesta. Puede ser una, la otra, o ambas.
En cuanto a la mujer, de por sí se le demuestra poder al ir en manada contra ella. Un informe realizado por las mujeres del proyecto Femicidio.net llamado "Geoviolencia Sexual" desprende los siguientes datos de coincidencia en casos de agresión sexual grupal:
“La mujer víctima por lo general es joven. Es agredida sexualmente con penetración por un grupo de más de tres hombres, también jóvenes (menores de 30 años tanto víctima como agresores), que se conocieron en la calle la noche de la agresión, en una fiesta o momento de ocio”, resumen en su documento.
Este dato no es menor por el nivel de coincidencia con los tres casos mencionados que sucedieron en el país en los últimos días. Los tres fueron contra mujeres jóvenes, las tres menores entre 14 y 15 años con agresores, por lo general mayores de edad pero menores de 30 años.
Otros datos que se pueden ver en el informe muestran más coincidencias en estos casos:"La inmensa mayoría de los grupos de varones (de dos a 10 integrantes) agreden a una sola mujer (en el 86% de los casos). Además, los grupos de hombres tienden mayoritariamente a agredir sexualmente con penetración (62% de las agresiones registradas). Los datos esbozan también que las agresiones son perpetradas por desconocidos (12 casos) o conocidos el día de la agresión (10 grupos), cifra que aglutina al 59% de los casos."
El diario andaluz El Salto tuvo contacto con las autoras del informe quienes hicieron una acotación muy interesante a nivel sociológico que alude a la pornografía y su forma de enseñar:
"Las violaciones grupales no pueden entenderse sin una mirada a la “pornografía hegemónica”, que “se ha convertido en la educación sexual de varias generaciones desde la irrupción de internet”. De hecho, el estudio que acompaña a su informe titulado La manada en el porno apunta a que la figura del gangbang, en la que grupos de tres o más hombres que tienen sexo con una sola mujer, contribuye a fortalecer el imaginario masculino en el que el cuerpo de las mujeres es territorio a conquistar. En esta categoría pornográfica la mujer (parece) consentir esta forma de manifestación sexual dando a entender a muchos espectadores ignorantes que todas las mujeres serán como las de los videos.
Por otro lado, en cuanto a la visión de la mujer y su estado de inferioridad física y social frente a una situación así, un documental de la BBC investigó un caso de violación masiva en India en donde una mujer fue abusada por 6 hombres y golpeada con un hierro en un colectivo, dejándole heridas tan grandes y profundas que terminaron con su vida.
En el documental de la británica Leslee Udwin se lo entrevista al colectivero quien asegura no haber hecho nada cuando los testimonios de su "manada" lo ponen como agresor sexual al igual que los demás. Lo verdaderamente escalofriante de este relato es, por un lado la falta total de culpa o remordimiento del indio Mukesh Singh, y por el otro las justificaciones terribles que daban los violadores que sentían que habían hecho lo que tenían que hacer.
>"Una mujer decente no deambula por ahí a las 9 de la noche. Una chica es mucho más responsable de una violación que un chico"
>"El trabajo doméstico es para las mujeres, no andar circulando por discos o bares de noche haciendo cosas equivocadas, usando la ropa inadecuada. Sólo el 20% de las mujeres son buenas".
>Singh consideró que la gente "tiene derecho a darles una lección", y que la mujer tendría que haberlo aceptado.
>"Cuando la violaban no tendría que haber luchado en su defensa. Tendría que haber permanecido en silencio y permitir la violación. Si lo hubiera hecho entonces la habrían dejado ir después de ‘hacérselo’ y sólo hubieran golpeado al varón".
Son las afirmaciones del agresor sexual de una mujer que perdió su vida por un violentísimo ataque en masa y demuestran claramente en qué posición está socialmente la mujer para un violador en manada. Que puede no ser la de todos los que lo hacen pero no hay dudas de que se desprenden motivos o justificaciones de estos tipos a la hora de cometer este crimen sexual atroz.
Entre los motivos más comunes, según el blog de psicología Psicowisdom.comen el que hacen un racconto de estudios e investigaciones referidas a la temática, se encuentran los siguientes:
>Uno de los principales motivos es el de demostrar control sobre la victima de la agresión, ya sea una agresión grupal o individual.
>Castigar a la víctima es otro de los motivos principales. De hecho, una de cada tres mujeres violadas habría infringido alguna norma social, según la opinión de los agresores.
>Intentar aparentar un hombre duro y llamar la atención entre los amigos puede ser otro motivo. Karen Franklin, de la Universidad Alliant International en San Diego, analizó los datos recogidos de 25 violaciones en grupo producidas en Estados Unidos y Australia, obteniendo que la mayoría de los sucesos tuvieron lugar durante fiestas, eventos deportivos u otras actividades de ocio.
Y esta última da el pie para lo siguiente: el manifiesto de poder de hombres para hombres. Según lo publicado por el psiquiatra Enrique Stola del diario Clarín las violaciones en grupo son una muestra de poder de los varones sobre las mujeres, en lo que coinciden varias investigadoras feministas -entre ellas la antropóloga Rita Segato- que además afirman que las violaciones que hacen los hombres son espectáculos para otros hombres.
"Este es un dato clave cuando se viola en manada, porque tiene que ver con el hecho de mostrarse como machos ante otros machos con la idea presente que ellos pueden hacer cualquier cosa con la mujer. Lo que hacen estos varones es un ejercicio de poder. lo que brinda el grupo es lograr una mayor excitación. En estos grupos hay un sentimiento de pertenencia, y lo que se busca también es la aprobación de los compañeros", afirmaba Stola en su escrito y agregaba:
“Los violadores en manada siempre están dispuestos a repetir porque es un ritual grupal”.
En el informe realizado por el Diario Crítico se desarrolla esta teoría también cuando se afirman los roles que se cumplen dentro del grupo de violadores en manada. Donde se afirma que se trata de sujetos inseguros que buscan la aprobación social integrándose en un "clan" y en el cual se cumplen distintos roles: los sujetos que intervienen, directa o indirectamente en la acción, y los que asumen el papel de meros observadores. Dentro del primer grupo, podemos encontrar distintos grados de participación: que puede ir desde la propia comisión, hasta la realización de actos que faciliten u oculten los hechos (sujetar a la víctima, alentar a sus compañeros, realizar labores de vigilancia, etc).
La compasión por la víctima se interpreta como un signo de debilidad, lo que explica la pasividad de los sujetos que no intervienen. Esto es importante a la hora de remarcar el concepto de la "manada", del pertenecer y del cometer el acto como una especie de ritual primitivo y psicopático de perversión social en el cual hay una sola víctima incapaz de defenderse ante semejante agresión sexual.
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Ya son tres los abusos sexuales grupales denunciados en Argentina desde el año nuevo 2019 hasta hoy (3/01). A la violación grupal cometida en Miramar por 5 jóvenes a una chica de 14 años le sucedieron dos más de similares características: una en Villa Elisa, La Plata, donde una adolescente de 15 fue emboscada y abusada por 7 jóvenes y otro en Las Lajitas, Salta, en donde 2 adultos abusaron de otra chica, también de 14 años. 3 casos similares en 3 días. ¿Qué pasa en la mente de los violadores en manada? ¿Cuál es su condición psicológica y qué los lleva a cometer semejante crimen? Hay distintos análisis y teorías pero también muchas coincidencias en el modus operandi de los violadores y las características psicológicas de los mismos.
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Fenómeno psicológico: ¿Show siniestro de poder para la mujer o para otros hombres?
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