
Guennadi Petrov en Expert Online:
"Los acontecimientos en Irak pueden complicar la de por sí nada sencilla situación en el Medio Oriente. Aquí el vencedor o, por lo menos, uno de los vencedores de las elecciones parlamentarias resultó el bloque del sheij radical Mohammad al-Sadr.
En su momento, sus partidarios fueron los enemigos principales de las tropas estadounidenses destacadas en el país.
Los resultados de las elecciones parlamentarias celebradas el sábado 12/05 en Irán se irán conociendo durante la semana. Sin embargo sus anuncios preliminares pretenden ser sensacionales.
En el 33% de las 18 provincias del país lidera el bloque “As-Sairún” (“los que marchan al frente”), que lidera Mohammad al-Sadr.
También en Bagdad este bloque, a juzgar por todos los datos, obtuvo la victoria. Sus partidarios lo celebraron ruidosamente en las calles de la ciudad.
Consecuencia de que fue rechazado el principio de cuotas confesionales y étnicas para determinar la composición del Parlamento iraquí, es comprensible que sólo podía triunfar quien representare a la mayoría chiíta.
Por esta representación se generó la lucha, considerándose favorita a la coalición“Nasr” (“Victoria”) del 1er. ministro Haider al-Abadi. Este personaje, de una u otra forma, le convenía a USA, aunque fuese porque con él, no se fortaleció la influencia de Irán en Irak.
En príncipe, al-Abadi también satisfacía los intereses de Arabia Saudita, aunque Ryad no alimentaba ilusiones de que, por medio de elecciones, regresaría al poder a la minoría sunnita, que gobernó Irán durante los días de Saddam Hussein.
Y Al-Abadi conviene por completo a Rusia: por lo menos en el ámbito petrogasífero, ambos países cooperan con excelencia.
Pero los electores iraquíes resolvieron diferente a como les convenía a los extranjeros.
Según algunos datos, “Nasr” puede caer al 3er. lugar.
Sucede que está intentando apropiarse del 2do. puesto, “Al-Fatj”, una alianza de la que participan representantes de las milicias chiítas que combatieron al Ejército Islámico (EI) y a diversos grupos sunnitas.
Su líder es Hadi al-Amiri, quien encabeza las “Brigadas Badr”, un grupo armado creado por Teherán.
Al-Fatj es considerada una fuerza pro-iraní y que detrás suyo se encuentra Irán.
Lo mismo, hace un tiempo atrás, se decía de Mohammad al-Sadr, oriundo de un respetable clan chiíta, portador del título “Gran Ayatolah”. En cualquier caso, se lo considera como un convencido partidario de la teocracia islámica, semejante a la que impera en Irán.
Para los estadounidenses, él es su ex enemigo, el líder del prohibido “Ejército Mahdi”, y que tantos grandes problemas les acarreara a las fuerzas del Pentágono. En 2004 los estadounidenses y sus aliados mantuvieron cruentos combates contra el “Ejército Mahdi”. Como resultado de la confrontación, se logró un compromiso con Mohammad al-Sadr. Él cesó la resistencia pero sus partidarios no fueron desarmados.
“Si con las actuales autoridades los estadounidenses encuentran un lenguaje común, con el gobierno de as-Sadr les resultará bastante dificultoso operar”, dijo a 'Expert' el científico-jefe del Centro de Investigaciones Árabes del Instituto del Oriente de la Academia de Ciencias de Rusia, Vladímir Isáiev.
Según su opinión, si Mohhamad al-Sadr obtiene la posibilidad de determinar realmente la política del país, habrá cambios profundos. Por ejemplo, es muy probable que el líder de “As-Sayrun” ejecute una línea dura en relación con el Kurdistán iraquí, independiente 'de facto'.
Es muy posible, en opinión de Isáiev, que se produzcan problemas para las petroleras rusas en el caso del triunfo de al-Sadr.
No está excluido que también se produzcan cambios en las relaciones entre Irak y Siria. Hoy día las fuerzas armadas iraquíes, en general respaldan a la coalición contra EI e, incluso, asestan golpes a este grupo en el territorio sirio. Según Isáiev, no es un hecho que esto suceda con Mohammad al-Sadr.
Por supuesto, el líder de “As-Sayrun” es chiíta, en tanto que los recientes pretendientes a la creación del califato son radicales sunnitas. Pero no existe una insuperable barrera ideológica entre ellos y al-Sadr. El vector contrapuesto es el acercamiento con Irán.
Mucho depende de cómo evolucionó la visión de este personaje y, en general, si es que evolucionó. Inspira optimismo el hecho que, durante la campaña electoral, “As-Sayrun” intentó explotar no sólo ideas teocráticas, sino consignas de unión nacional.
En un país desolado por la enemistad interconfesional de larga data, eso es totalmente lógico. Es indicador que los comunistas iraquíes resultaron socios en la coalición “As-Sayrun” junto con los partidarios de al-Sadr. Perseguidos durante Saddam Hussein, refugiados en la sombra luego de su derrocamiento, ahora ellos intentan presentarse como una fuerza capaz de reconciliar la sociedad iraquí.
Si las declaradas intenciones de “As-Sayrun” no se diferencian de los hechos, Mohhamad al-Sadr no resultará el conductor de la influencia iraní y el factor desestabilizador en la región sino al revés, quien sí pueda volver la paz a Irak."