
Guantánamo es una provincia en el extremo sureste de Cuba. Dentro de ese territorio, a 920 kilómetros de La Habana, desde 1903, los Estados Unidos de América arriendan al país caribeño una porción de tierra donde montaron una base militar.
La Enmienda Platt -un chantaje estadounidense incorporado como apéndice a la Constitución de Cuba en el período de la 1ra. ocupación militar estadounidense (1899–1902), estableció que sus tropas no se retirarían de la isla sino obtenían porciones de territorio para instalaciones militares-.
En diciembre de 1903, USA tomó posesión de la bahía de Guantánamo. El gobierno de Cuba considera ilegal el enclave, y desde 1960 se niega a recibir el simbólico pago anual del arriendo de US$ 5.000 por 117,6 km2, dedicados a una Base Naval, dentro de la cual sólo 49,4 km2 son de tierra firme, con una línea costera de 17,5 kilómetros.
La base militar se encuentra cercada por una alambrada electrificada de 3 metros de altura, mantiene una dotación permanente de 435 marines que conviven con otros militares y civiles estadounidenses, hasta una población total de 8.500 personas.
La cárcel cuenta con 4 campos de detención donde alberga a los presos. Cada bloque tiene un total de 48 celdas. Además, un lugar para deportes, de 7,6 metros por 9,1 metros.
2 días después del 11/09/2001, la Administración Bush inició su guerra contra el Talibán y todo el movimiento yihadista representado por la red Al Qaeda, y se decidió utilizar Guantánamo para montar un campo de concentración, interrogatorios y tortura.
Y 1 semana más tarde, George W. Bush firmó un memorando en el que autorizaba a la CIA (Central Intelligence Agency) a instalar centros de detención no oficiales fuera del territorio de USA. El Congreso estadounidense aprobó una resolución por la que se otorgaba al Presidente una autorización sin precedentes para emplear la fuerza contra "naciones, organizaciones e individuos" que, según su criterio, estuviesen relacionados en cualquier modo con los atentados o con actos futuros de terrorismo internacional.
De esta forma, hace 16 años, la Fuerza Aérea estadounidense aterrizó un Lockheed C-141 en la Bahía Naval de Guantánamo con los primeros 20 presos que serían recluídos en el penal.
Los detenidos, todos de origen afgano, llegaron vestidos con monos u overoles y gorras de intenso color naranja, y sus ojos, bocas y oídos tapados, esposados de manos y pies.
Ellos fueron desplazados a Camp X Ray, cárcel al aire libre que se había utilizado para detener a criminales cubanos llegados a la base en el éxodo de balseros de Cuba de 1994 ('marielitos').
Guiándose por el enojo y el deseo de venganza, el presidente Bush decidió que aquellos prisioneros a quienes USA acusara de terrorismo no serían considerados prisioneros de guerra, tal como lo exige la Convención de Ginebra, y al no encontrarse en suelo estadounidense -una triquiñuela-, tampoco serían beneficiados con los derechos que otorga la Constitución estadounidense a los detenidos. Por ejemplo, la presunción de inocencia y el derecho a un juicio con jurado.
Por lo tanto, el Gobierno estadounidense decidió que podía llevar a quien quisiera a Guantánamo, sin necesidad de juzgarlo ni de encontrarlo culpable, y mantenerlo preso por el tiempo que quisiera. Y eso se hizo en nombre de la libertad estadounidense.
Apenas 1 año más tarde (09/05/2003), Guantánamo había llegado al máximo de su capacidad: 779 detenidos, en su gran mayoría afganos (220), saudíes (135), yemeníes (115), pakistaníes (72) y argelinos (26).
Como si fuera poco, entre los detenidos, 17 de ellos eran menores de edad: un adolescente de 15 años recién cumplidos cuando fue puesto bajo custodia.
Cada detenido que ingresaba no sabía si volvería a salir. Unos, alojados en celdas individuales 22 horas al día sin ventanas, perdiendo la noción del tiempo y esperando producirles daños psicológicos irreparables.
Se reconocieron torturas -el submarino mojado fue muy utilizado durante los interrogatorios, una tortura a la cual Donald Trump describió como "No lo suficientemente duro", y confesó: “Me gusta mucho"-, abusos, humillaciones y agresiones. Hubo quienes lograron colgarse de una sábana para terminar con sus vidas.
No hubo acusaciones formales a los prisioneros, y las denuncias y reclamos de organismos internacionales tales como Amnistía Internacional, Cruz Roja y Naciones Unidas, no fueron atendidos.
Sin embargo, ocurrieron liberaciones. Pero hay cientos que permanecen detenidos por plazo indefinico.
En 2006, tras el informe de Naciones Unidas aconsejando el cierre de "Gitmo", tal como se conoce al campo de concentración, y que la Suprema Corte de Justicia estadounidense reconociera que la comisión militar de Guantánamo violaba la ley internacional y las de USA, comenzó a especularse con un eventual cierre de Guantánamo sin se lograba ubicar a los prisioneros en diversos países.
Ex-preso de Guantánamo, liberado en Sudamérica
Así comenzó otro problema: la ausencia de interés de la mayoría de los países por recibir a detenidos de Guantánamo. Pese a todo, el propio Bush liberó a más de 500 detenidos, finalizando 2008 con una población carcelaria de 250.
Guantánamo, cuesta a los contribuyentes estadounidenses hasta US$ 450 millones al año: el coste de cada detenido en Guantánamo es 30 veces más elevado que el de un detenido en una cárcel de alta seguridad estadounidense.
Por lo tanto, el cierre de la cárcel extranjera significaría el ahorro de hasta US$ 85 millones al año.
En 2009, durante los primeros días de Barack Obama en la Casa Blanca -quien durante su proselitismo prometió cerrar Guantánamo-, se prohibió el programa de interrogatorios de la CIA en lugares secretos en todo el mundo y firmó un decreto para cerrar Guantánamo en el plazo de 1 año.
Obama no tuvo en cuenta que cerrar la prisión no era tan simple como parecía, en parte porque lo llevaba a enfrentarse con la CIA y el Pentágono. Los legisladores acabaron aprobando una legislación que impidía el ingreso a territorio estadounidense de los presos de Guantánamo.
Obama volvió a la carga pero en 2010 el Departamento de Justicia concluyó que 50 de los 196 detenidos debían permanecer en prisión por tiempo indefinido sin un juicio. Hacia el final de su mandato, Obama volvió con el tema y durante 2015 el Gobierno estadounidense liberó a 20 detenidos, y en 2016 a casi 50.
Cuando Obama dejó la Casa Blanca, quedaban 61 presos en Guantánamo, contra los 242 que albergaba al inicio de su mandato.
Pero Donald Trump cree que "estas son personas extremadamente peligrosas" y no parece interesado en liberar a nadie más.